Ianina Zanazzi, la piloto que rompió paradigmas e hizo historia en el automovilismo

Por Equipo Santander Post | 02-12-2021 | 10 min de lectura

Se transformó en la primera mujer en ganarle a los hombres en competencia oficial y tuvo la oportunidad de ingresar a la Fórmula 1. Luego de un freno de 15 años en la competición, volvió al ruedo y fue otra vez noticia por sus logros trascendentales. Conocé su historia completa.

Amor a primera vista. Desde aquel primer encuentro con el karting creado por su abuelo a los 14 años, Ianina Zanazzi nunca soltó el volante. Nacida en Chacabuco, Provincia de Buenos Aires, hace casi cuatro décadas, hoy es reconocida a nivel nacional e internacional por haber sido referente de su género en la disciplina durante la década del 90’, momento en el que empezó a dar sus primeros pasos en el automovilismo.

Una de sus victorias más recordadas y épicas fue la que consiguió en 1999, compitiendo en la Fórmula Súper Renault Argentina, considerada en ese entonces como la categoría más veloz del país. Aquel año marcó un hito al convertirse en la primera mujer en obtener el triunfo, coronándose en Río Cuarto. 

Esta participación le terminó abriendo las puertas a su carrera internacional, desembarcando en el año 2000 en la Clase Light de la Fórmula 3 Sudamericana. De la mano de Gabriel Furlán, Zanazzi desarrolló una carrera destacada, logrando dos triunfos y el subcampeonato por detrás del uruguayo Martín Cánepa.

Luego, tuvo una oportunidad única de ingresar a la Fórmula 1, pero la rechazaron por ser mujer. Luego de un impasse de 15 años, Zanazzi regresó a las pistas para ser noticia otra vez en 2018, convirtiéndose en la primera mujer en vencer en la categoría Porsche GT3 Cup Trophy Argentina.

A continuación, en exclusiva con POST, hace un repaso de su historia y los aprendizajes que la llevaron hoy a ser una referente del automovilismo argentino.

¿Cómo fue el comienzo de tu vínculo con los autos?

Empecé a los 14 años, por casualidad. Yo en ese momento hacía danzas clásicas y zapateo americano, y tenía la idea de ser bióloga marina.  Un fin de semana, acompañé a mi papá a una juntada con un grupo de clientes y amigos donde iban a dar algunas vueltas en karting. Me acuerdo que en un momento, después de tanto insistir, me subo a uno. Cuando aceleré me encantó esa sensación de que la potencia del coche te tire contra la butaca. Ahí arranqué. 

¿Y qué pasó después?

Y a partir de ahí era todo para el karting… No hice mi fiesta de 15 para comprarme un karting nuevo. No hice mi viaje de egresados para ir a ver una carrera de IndyCar a Australia. Muchas cosas se volcaron al automovilismo a partir de ahí, porque me di cuenta claramente que era lo que me apasionaba. 

¿Qué pensás respecto a los prejuicios dentro del automovilismo?

Mi actitud siempre dentro del deporte, por ser mujer y el “bicho raro”, fue hacer mi aporte construyendo con el hombre. Yo soy de la idea de que somos todos seres humanos y merecemos la misma oportunidad. Por mi personalidad, nunca me fue el papel de víctima. Intenté no quedarme estancada ante la injusticia. Siempre trato de darle el mensaje a la mujer de que las cosas tienen un proceso. A mí, me encantaría que todos estos prejuicios desaparezcan de un día para el otro. Pero sé que no va a ser así. Hay que entenderlo y no hay que enojarse. Es mejor tratar de hacer el aporte para que eso suceda más rápido. 

¿Encontraste todo igual en ese aspecto al volver a competir?

Sí, yo tuve un impasse de 15 años. Volví después de ser mamá de tres hijos y me encontré prácticamente con lo mismo. Sobre todo, en los pilotos de mi generación, que equivocadamente se sienten menos hombres cuando una mujer les gana. En mi caso, yo no me siento más mujer por ganarle a un hombre. Y lo que me da pena es que yo no soy la que generó eso. Nunca fui a provocarlos. Todo lo contrario. 

¿Por qué crees que pasa?

Dentro de tantas cosas, porque tienen un entorno que tampoco los ayuda, los terminan cargando los mecánicos o los mismos compañeros de equipo. De hecho, las maniobras con una mujer la pelean a muerte porque saben que después se les viene la cargada. 

¿Y los más jóvenes?

Los más chicos no, ya vienen con otro chip donde lo tienen más naturalizado. Mi aporte, más allá de que ya estoy por cumplir 40 años, es seguir poniéndome desafíos y queriendo crecer como piloto. También busco dejar una huella y tiene que ver con esto: con que tanto el hombre o la mujer entendamos que podemos construir algo juntos. 

Con respecto a este tema, dentro del automovilismo,  ¿qué encontrás de bueno?

Destaco que es el único deporte o uno de los pocos en donde permiten que la mujer compita de igual a igual con el hombre, que se pueda medir con él. Yo creo que no aprendería de la misma manera en equipos exclusivos de mujeres porque le faltaría el nivel que hoy tiene el hombre. Pero, también, está bueno que la mujer haga su aporte, porque nosotras en un montón de cosas tenemos otra sensibilidad, otra mirada, otra practicidad.

Foto: Diario La Nación

¿Qué fue lo que hizo que te convirtieras en la primera piloto en ganarle a los hombres sobre la pista?

Bueno, yo gané mi primera carrera en el año 99 a nivel nacional, en la Fórmula Súper Renault. Ahí logré aquel recordado triunfo en Río Cuarto. Era la categoría más rápida que había. Y fue el resultado de mucho trabajo y pasión. Yo nunca escuché lo que decían los de afuera. Siempre traté de tomar las decisiones y de guiarme en base a lo que sentía. Con respeto, sin molestar a nadie. Hoy es más común una mujer en el automovilismo. Hace 25 años era rarísimo. Yo salía del colegio y caía con el uniforme de colegio a un Kartodromo a girar. Los baños de mujeres no existían, estaban siempre cerrados, abandonados. Obviamente conté con todo el apoyo de mi familia y mi vieja, a pesar de que no le gustaba que yo corriera.

¿Aprendiste a “disfrutar” en la derrota?

Sí, aprendí a disfrutar del proceso. Antes era como que, si no ganaba, no disfrutaba. Hoy empecé a entender que no siempre podés estar adelante porque dependés de un buen auto, de un equipo, de un montón de factores. Ahora, disfruto mucho cuando siento que di mi 100%, que yo más que eso no podía.

En un momento de tu carrera, Adrián Campos (ex piloto de F1 y mentor de Fernando Alonso) no te quiso probar por ser mujer. En primer lugar, ¿cuál fue tu reacción frente a la negativa? Y, en segundo lugar, ¿qué fue lo que te dio fortaleza para continuar en estos momentos más difíciles?

La verdad que con Adrián fue primero una relación difícil. Ellos buscaban a un piloto que reemplazara a Fernando Alonso, que se estaba yendo a la Fórmula 1. Me acuerdo que cuando me probé, Adrián vio que “giraba” rápido y lo primero que hizo fue agarrar una moto para ir por el circuito y ver si acortaba camino en algún lado. No le cerraba que yo ese día fuese la más rápida. A raíz de ese momento me gané un poco el respeto de él. Me acuerdo que también estaba Alonso presente, y fue una situación media tensa. 

Finalmente, él no pudo darme el lugar que había ganado en esa prueba por cuestiones políticas entre Argentina y España. Pero, después me ayudó consiguiéndome otras pruebas. Incluso fue él quien me llamó cuando, en su momento, la gente de Renault quería llevar una mujer a la Fórmula 1. Y bueno, yo ahí estaba embarazada de mi primer hijo. La verdad es que se portó un 10. Al principio nos decía que las mujeres éramos chicanas y que no probaba mujeres. De hecho, tuve que insistir para que me tomen la prueba porque cuando vieron que era mujer me descartaron. En ese momento no había mujeres en el circuito y buscaban un reemplazante hombre.

¿Qué buscas transmitir en cada logro o acción tuya dentro del automovilismo?

El mensaje que trato de transmitir es que es fundamental que todos encontremos nuestra pasión. Yo la encontré por accidente y fue clave en mi vida. De hecho, volver a correr en el 2018 después de estar 15 años parada fue una decisión difícil porque tenía mucho miedo a fracasar, a no estar en los primeros puestos. No quería volver y ser noticia solo por participar de una categoría. Quería ganar, pero también sabía que no iba a ser fácil. Pude afrontar esos miedos y me dediqué al 100%. Gracias a que volví a apostar por mi pasión pude salir adelante de un momento complicado en lo personal también, con muchos cambios.

¿Cómo fue volver y salir campeón en 2018 del Porsche GT3 Cup Trophy Argentina?

Me acuerdo de ese año que gané el campeonato siendo la primera mujer a nivel mundial que ganaba con Porsche, no solo una carrera sino un campeonato. Me llamaron de Alemania para hacerme un reconocimiento a la fábrica. Y fue algo muy emotivo porque, más allá del campeonato, pude marcar la historia de Porsche, que es la marca con la que mi viejo trabaja desde hace más de 40 años. Fue un premio a no rendirse, a seguir apostando, a poner la energía en cosas sanas.

Lejos de la competencia de automovilismo profesional y hoy madre de tres hijos, ¿qué reflexión hacés de tu recorrido? ¿Te quedó algo pendiente?

La realidad es que fueron muchos los logros que conseguí por haber venido de una familia que no era del automovilismo, por no tener recursos, por querer practicar un deporte donde prácticamente todos son hombres. Hoy, la verdad me tengo que aplaudir porque salí adelante de un montón de situaciones y logré un montón de cosas por esfuerzo, dedicación, garra y fortaleza. Por otro lado, creo que, si bien fui abriendo un camino para las mujeres que venían atrás, no se aprovechó. Eso me da un poco de pena.

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