Con la explosión de la digitalización en todos los rubros y servicios, las personas forman, amoldan y confirman su perfil personal en el mundo virtual. Claves para entender su definición y consejos para garantizarla.
La identidad digital es el conjunto de información que proyecta una imagen o una reputación acerca de las personas en Internet. Está conformada, en gran parte, por la denominada huella digital y de aquellos datos que constantemente que se generan de forma consciente o inconsciente: la dirección de correo electrónico o la fecha de nacimiento incluida en un formulario, los datos bancarioso los hábitos de compra en los comercios electrónicos.
Sin embargo, la identidad digital va un paso más allá de esta fase relacionada con el comportamiento en la red, debe también validar que realmente somos quienes decimos ser. Para esta autenticación, hay distintos métodos que van desde las clásicas contraseñas, a la biometría, con funcionalidades como el reconocimiento facial o de huellas dactilares.
La identidad digital en el día a día
Para entender aún más el concepto de identidad digital, desde Santander.com cuentan el ejemplo de Laura. Ella es una joven estudiante a la que le apasiona el deporte y compartir tiempo con sus amigos. Cuando se levanta, lo primero que hace es darse una ducha y vestirse, mientras escucha sus canciones favoritas en una lista de reproducción personalizada dentro de una aplicación online de música.
Más tarde, toma la comida que preparó la noche anterior -una receta que, buscando por Internet, le llamó la atención- y sale al trabajo con cierta prisa, ya que la aplicación de transporte público le notifica en su reloj inteligente que el próximo autobús pasará en 8 minutos.
Después de su jornada laboral, Laura va al gimnasio: para acceder, simplemente tiene que pasar el código QR que tiene en su móvil y ya puede realizar la tabla de ejercicios que, su entrenador personal, le envía cada día a través del correo electrónico.
Sin embargo, hoy la finaliza antes de tiempo, ya que después ha quedado con Javier y María en un nuevo restaurante que han abierto cerca de su casa y que descubrieron a través de las redes sociales.
Después de pasar un buen rato, María paga el importe de las consumiciones gracias a la tarjeta virtual que tiene en su monedero electrónico. Javier y Laura le harán un pago instantáneo con la cantidad que les corresponde. Para ello, seleccionará en su teléfono móvil un método de envío de dinero, en función de los disponibles en su geografía y entidad; y confirmar la operación. En este caso, ambos usan la huella biométrica.
Cada movimiento y decisión marcan la identidad digital de Laura que, casi imperceptiblemente, deja su huella digital con cada acción.
Garantizar nuestra seguridad
Ejemplos como la tecnología biométrica, cobra cada vez más importancia dadas las crecientes amenazas a las que se ven expuestos los usuarios. Los ciberdelincuentes, entre otros objetivos, buscan suplantar la identidad de los usuarios para fines ilícitos. Por eso, organizaciones públicas y privadas, como las instituciones bancarias, centran sus esfuerzos en proteger sus sistemas, clientes y empleados de la mejor manera posible.
Existen muchas amenazas a las que las personas se ven expuestas diariamente que pueden poner en peligro su identidad digital. Para minimizar estos riesgos existen una serie de recomendaciones que abarcan desde lo que comparten en redes sociales hasta mantener el sistema operativo de nuestros dispositivos siempre actualizado.
A continuación, Santander.com comparte estas pautas de seguridad online que pueden ayudar a estar más protegidos en la vida digital.
- Proteger nuestra información y nuestro equipo: accede siempre a direcciones cuya dirección comience por “https” y, si necesitas registrarte en ellas, usa contraseñas robustas y únicas.
- Ser discretos online y en público: asegúrate de que lo que compartes en Internet, por ejemplo, en tus redes sociales, no contenga información personal o sensible. También puedes revisar los ajustes de privacidad y seguridad de tus perfiles o cuentas.
- Pensar antes de hacer clic o responder: Sospecha de correos, SMS o mensajes inesperados que te presionan para que realices alguna acción (hacer clic, descargar algo o proporcionar información confidencial.)
- Mantener las contraseñas seguras: Crea passphrases, contraseñas con tres o más palabras para hacer tus claves más robustas. Recuerda nunca compartirlas con nadie.
- Si hay sospechas, reportarlo: Notificar a una organización sobre una posible suplantación de identidad permite a su equipo de ciberseguridad adoptar, de forma más temprana, las medidas necesarias para contener el ataque o prevenir que suceda.
De esta manera, las personas deberán estar atentas a su accionar en el mundo digital, sin dejar de formar y crecer su identidad digital, la que las define.
1 comentario
Yo, a mis 88 añitos, ya me resigné a entenderme con Santi. No voy, ni pienso ir al banco salvo en un caso de ” extremaunción”. Sin embargo Don Santander lo ha dificultado últimamente, porque cada vez es más acotado… parece una máquina el pobre Santi.. je je. En fin, yo me adapto. Hasta que me muera o… me adapte y me convierta en un tornillo