Sea la moneda que sea y pese al crecimiento de la digitalización, el dinero “en metálico” continúa presente en la actividad diaria de las personas. Qué los incita a seguir utilizándolo y los inconvenientes al usarlo.
Pesos, euros, dólares, libras, yenes… Las monedas y los billetes están presentes en la actividad diaria de muchas personas en todo el mundo, constituyendo un rasgo identificativo de los países.
En la historia de las diferentes civilizaciones que han habitado el planeta, el dinero siempre ha jugado un papel muy importante en los intercambios de bienes y servicios. Las primeras civilizaciones empezaron a realizar transacciones a través del trueque, un sistema en el que los excedentes que generaba un pueblo se cambiaban por otros productos que necesitaba.
Este sistema dejó de ser útil ya que era difícil lograr una equivalencia entre los bienes que se intercambiaban. En consecuencia, surgió el dinero en efectivo, que se remonta al siglo VII a. C en Asia Menor, cuando se acuñaron las primeras monedas para darle un valor concreto a los productos y servicios.
Cuándo se utiliza
Los hábitos de los consumidores van cambiando, pero los billetes siguen formando parte de su día a día. Cuando toman un café, compran una bolsa de pan o cargan la SUBE para el transporte público, muchos continúan pagando con dinero en efectivo, ya que estos importes son muy pequeños.
Más allá de esto, los pagos digitales se están imponiendo a gran velocidad y los billetes y las monedas comienzan a perder terreno frente a la revolución tecnológica en los medios de pagos. Los establecimientos comienzan a disponer de más de un sistema de cobro con tarjeta de crédito o débito para adquirir un bien o servicio. Por eso, el dinero deja de ser necesario a la hora de realizar algunas compras.
Aunque hay diversas formas de retirar dinero en efectivo, la más habitual es hacerlo desde un cajero automático. Este proceso es muy sencillo y está disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
Simplemente hay que acercarse con la tarjeta de débito, física o virtual (en este caso, a través de nuestro teléfono móvil u otros dispositivos siempre que cuenten con la tecnología NFC tanto estos como los cajeros), identificar el pin e indicar la cantidad que se desea retirar de la cuenta.
Sus inconvenientes
El uso del dinero en efectivo conlleva una serie de inconvenientes que hay que tener en cuenta y que, desde Santander.com, resumen:
La privacidad: el pago o cobro con dinero en metálico permite hacer transacciones desde el anonimato. Esto conlleva, en algunas ocasiones, el blanqueo de dinero o la evasión de impuestos, lo que favorece la economía sumergida. Estas actividades ilícitas perjudican al conjunto de la sociedad, suponiendo importantes fraudes fiscales.
Una menor eficiencia: las transacciones digitales son más rápidas que los pagos efectuados con dinero en efectivo. Además, pueden realizarse en cualquier momento y lugar, mientras que para acceder al dinero en metálico debemos desplazarnos, por ejemplo, a un cajero automático.
La inseguridad: los posibles robos o pérdidas suponen una de las mayores preocupaciones de los usuarios.
Hoy, las opciones digitales abundan y se amplían cada vez más. Por eso el efectivo deja de ser el protagonista en las manos de las personas que, sea para lo que sea, hoy tienen su celular como principal motor de compra.
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