Esta nueva forma busca brindar opciones de transporte más convenientes y accesibles para que las personas tengan otras alternativas más allá de sus vehículos personales. Las herramientas tecnológicas y la multimodalidad, claves para lograr una movilidad eficiente y sostenible para el futuro.
Aunque pensar en ciudades inteligentes formaba parte de un paradigma del futuro, lo cierto es que ese momento ya llegó. No de la mano de autos voladores o autopistas que se arman y desarman robóticamente, pero sí gracias a la puesta en funcionamiento de herramientas tecnológicas al servicio de las personas y en armonía con la naturaleza, para garantizar un desarrollo de ciudades sostenibles desde lo económico, social y ambiental.
La forma en laque las personas se mueven por las ciudades es, en esta era, un capítulo fundamental. Se trata de un área que está en constante cambio, no solo porque la mayoría de las ciudades latinoamericanas presenta enormes desafíos en las opciones de transporte, sino porque el modo en que las personas se mueven por las ciudades es una de las principales causas de contaminación ambiental.
Así es como cada vez aparecen con más fuerza conceptos como transporte multimodal, movilidad compartida y movilidad eléctrica. “El transporte multimodal busca promover el uso de diferentes modos de transporte, como bicicletas, scooters eléctricos, vehículos compartidos y conexión con el transporte público para reducir la dependencia del automóvil y mejorar la accesibilidad. La movilidad eléctrica, en tanto, acompaña la transición energética y la consciencia con la huella de carbono”, explica en diálogo con POST, Lucía Belloccio, fundadora de ‘Trend Smart Cities’.
Todos estos conceptos tienen algunas diferencias sustanciales entre sí, pero también un denominador común: todas ellas transforman la relación de las personas con los medios de transporte. Si bien actualmente la mayoría de las personas todavía poseen un automóvil privado, distintos estudios sugieren que esta tendencia puede cambiar en la próxima década.
De acuerdo a cifras obtenidas por la consultora Roland Berger, el mercado global de vehículos compartidos crecerá a una tasa compuesta anual del 22% hasta 2025. Además, según una encuesta realizada por la consultora McKinsey & Company, el 70% de los encuestados en los Estados Unidos y Europa estarían dispuestos a utilizar servicios de transporte compartido si fueran más convenientes y económicos que los servicios de transporte privado.
El cambio radica, entonces, en una idea: se ha comenzado a privilegiar el acceso a medios de transporte antes que la propiedad. Esto se da en sintonía con la concreción de nuevas experiencias y un estilo de vida más libre, y justo es allí, donde surge el concepto de movilidad como servicio.
El “Netflix” de la movilidad
El concepto de movilidad como servicio apunta a lograr que las personas tengan la opción de elegir no solo la mejor ruta para sus desplazamientos, sino también el mejor medio de transporte o la mejor combinación de medios.
Alexis Picón Güell, COO y Cofundador de Ualabee, en diálogo con POST, aporta que la movilidad como servicio se entiende como “un sistema de gestión y distribución centrada en el usuario, en el que un integrador reúne múltiples ofertas de proveedores de servicios de movilidad, y le proporciona a los usuarios acceso a ellos a través de una única interfaz digital, lo que les permite planificar y pagar por la movilidad de forma anticipada. Diríamos que es algo así como “el streaming de la movilidad” o el “Netflix” de estos servicios”.
Las personas podrán de este modo pagar un único precio mensual que ofrezca acceso a diferentes tipos de abonos y transportes y de esta forma cubrir todos los traslados que precisen. Por ejemplo, será posible elegir un pack que incluya desbloqueos mensuales en monopatín eléctrico, pases a buses y metro, alquiler de bicicletas o autos, entre otros, y combinar todos estos servicios en un mismo tramo, según sea más conveniente para evitar el tráfico, la congestión y ahorrar tiempo. “Así es como se está pensando hoy una movilidad inteligentemente sostenible en el mundo”, dice Bellocio.
Herramientas del cambio
La movilidad como servicio pretende ser tan cómoda y atractiva que logre que las personas por sí solas opten por renunciar a sus vehículos personales para moverse por la ciudad. Para lograr esto, se necesitarán herramientas tecnológicas como planificadores de viajes, herramientas para gestionar datos de transporte y módulos de inteligencia. “Estas herramientas permiten mejorar la toma de decisiones y proporcionan una forma mejorada de monitorear, facilitar e influir en la demanda de movilidad, sus patrones y la accesibilidad frente a las diferentes necesidades de los ciudadanos. Plataformas como Ualabee ya están dando los primeros pasos hacia este futuro”, aporta Picón Güell.
Además, en un futuro cercano, las ciudades estarán repensadas en función de las personas, sus hábitos y necesidades, desplazando al automóvil del centro. La multimodalidad permitirá a las personas combinar diferentes modos de transporte dentro del mismo tramo.
La movilidad eléctrica también jugará un papel importante en este cambio. “Acompañando la transición energética, la movilidad avanza globalmente hacia la electrificación y la ciudad debe prepararse en infraestructura -por ejemplo de estaciones de carga EV– para poder acompañar un camino hacia el futuro que ya comenzó. Este cambio no implica solo pensar en el automóvil, sino en las flotas de vehículos de transporte público, que en LATAM tienen un rol fundamental”, sostiene Bellocio.
Aunque aún hay mucho camino por recorrer para implementar soluciones de movilidad como servicio en Argentina y la región, la colaboración entre el sector público y privado es fundamental para lograr una adopción más rápida del modelo. Las ciudades del futuro serán, entonces, aquellas que optimicen los recursos medioambientales y cuiden el planeta. Pensar en una movilidad eficiente, inclusiva, multimodal y adaptada a las nuevas necesidades de cada persona es clave para que las generaciones futuras tengan una mejor calidad de vida.
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