La creadora del ‘G25 Mujeres’ y del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (CEDEM) profundiza sobre su trabajo y cuenta cómo las acompaña en búsqueda de su ‘autonomía personal’. Además, habla de diversidad, falta de oportunidad y brecha de género.
Helena Estrada se desempeña actualmente como consultora privada y disertante profesional. Fue la creadora y directora del Centro de Desarrollo Económico de la Mujer (CEDEM), dependiente del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación. Cursó sus estudios universitarios en la Universidad Católica Argentina, donde se recibió de abogada, y completó un máster en Mercado de Capitales y Financiero en la ESEADE.
Durante más de 10 años se desempeñó como abogada en el ámbito financiero, dentro del sector privado. En 2014 comenzó a participar en el G25, una fundación que incentiva la participación pública de personas del sector privado. En 2015, creó G25 Mujeres, dirigido especialmente a mujeres, llegando a más de 10.000 participantes en todo el país. Recientemente, publicó su libro ‘Saltar por Nosotras’, donde brinda herramientas a aquellas mujeres que están en búsqueda de su autonomía personal.
En una charla exclusiva con POST, hace un repaso profundo de cada una de sus vivencias y deja su mensaje para todas las mujeres:
Muchas veces en la historia las mujeres fueron pivote de grandes y profundos cambios culturales ¿No podrá ser este uno de esos momentos en la Argentina? ¿Por qué?
Ojalá así sea, creo que la pandemia está dejando un marco para repensar muchos paradigmas, y que posiblemente estemos viviendo el comienzo de profundos cambios culturales, sociales, incluso políticos. Cuando se producen este tipo de cambios, se da la oportunidad de protagonismo a actores diferentes. Por eso, las mujeres, podríamos ser importantes agentes de cambio para lo que está por venir.
2) ¿Cómo pueden hacer las mujeres para avanzar en esa autonomía de la que hablás? ¿Qué herramientas necesitan fortalecer o desarrollar?
Cada día me resulta más difícil intentar establecer generalidades atribuibles a todas las mujeres, somos tan distintas. Es algo que veo a diario, en mi cuenta de Instagram (@helenamestrada), somos más de 100.000 mujeres, y a cada pregunta o propuesta que hago, las respuestas son tan variadas, desde cómo atravesar una ruptura amorosa, a cómo sobrellevar la soledad o la culpa. Las experiencias son tan distintas.
Pero si tuviera que encontrar un denominador común, volvería a la famosa frase del Templo de Apolo: “Conócete a ti mismo”. Es la tarea de una vida, y cuanto mayor conocimiento y honestidad con nosotras mismas, más se aclaran las metas, los caminos, porque sabemos quiénes somos.
¿Te encontrás frecuentemente con mujeres que no se animan a cumplir sus objetivos o sueños personales por miedos, culpas o la mirada ajena? ¿Por qué pensás que esto ocurre?
Como te comentaba, la cuenta de Instagram resultó ser un espacio donde muchas mujeres compartimos nuestras vivencias, y los miedos, las culpas, y la mirada ajena tienen mucho peso en la vida de las mujeres.
Muchas veces están muy relacionados: tengo miedo de dar los pasos necesarios para alcanzar mi meta, por lo tanto, me da culpa por no sentirme capaz de hacerlo, y eso deriva en lo que imagino que es la mirada ajena, que me acompleja, y a su vez aumenta los miedos y la culpa.
De todas maneras, la voz interna, muchas veces es incluso más dura. En mi libro Saltar por nosotras, le dedico un espacio especial a este tema: la voz con la que hablamos, que es con la que convivimos, ¿cómo es? Y, sobre todo, ¿cómo podría ser?
¿Observás que el escenario de oportunidades es diferente entre mujeres y hombres?
Definitivamente, la cancha está inclinada para las mujeres. No me baso en mi observación sino en múltiples estadísticas y estudios objetivos, casi en todos los factores que se midan: salario, trabajo informal, desempleo, participación en la economía, entre otros. Las mujeres estamos en una posición inferior respecto a los varones. También en acceso a la tecnología, propiedades a nombre personal, participación en cargos jerárquicos, como impactan las crisis económicas y ambientales en unos y otros. Aún teniendo los mismos derechos que los varones, cuando vemos la foto de la realidad, vemos cómo las mujeres estamos en una peor situación en términos relativos respecto a ellos.
¿La pandemia trajo una oportunidad para las mujeres?
Las estadísticas han demostrado que la situación de las mujeres empeoró durante la pandemia. Ellas continuaron teniendo más a su cargo las responsabilidades de cuidados que sus compañeros, con el agravante de la supervisión de la educación de los hijos, el mayor cuidado de los adultos mayores, y las tareas de limpieza y organización de la casa y comidas.
En Estados Unidos se pudo demostrar como incluso las mujeres que ya estaban en altos cargos jerárquicos abandonaron sus carreras renunciando en mayor proporción que los varones de su misma jerarquía, lo cual significa un retroceso respecto al paulatino aumento de mujeres en dichas posiciones.
Dicho esto, creo que, en simultáneo, la pandemia ha obligado a tener una mayor visibilización de las tareas de cuidado, el tiempo y dedicación que llevan, lo relevantes que son en nuestra vida diaria, y el peso que significa llevarlo adelante para una sola persona. Creo que muchos varones han aprendido durante la cuarentena a valorar las tareas domésticas y de cuidado, y asumir responsabilidades sobre ellas. En ese sentido, creo que la pandemia puede ser un pivote, en el largo plazo, a un cambio cultural.
¿Creés que hacen faltan más mujeres en los directorios o en los lugares donde se toman las decisiones? ¿Tenés datos o estadísticas sobre las empresas de la Argentina?
Definitivamente es necesario, y hoy más que nunca. La diversidad hace que la toma de decisiones sea más inteligente ya contiene más información que la disponible para un grupo homogéneo de personas. La innovación y la creatividad florecen cuando nuestros paradigmas son desafiados, cuando podemos abrirnos a distintos puntos de vista, a cambiar el camino del pensamiento que normalmente tenemos. Salirnos de nuestros propios hábitos de pensamiento. Y para eso, la diversidad es clave. En la Argentina la proporción de mujeres en directorios de las empresas que cotizan en la Bolsa de Buenos Aires está alrededor del 10%, que es un número bajo.
¿Notás que las empresas se están esforzando por incorporar una mirada más diversa e inclusiva?
Definitivamente. De hecho, realizo muchas charlas para empresas con este propósito, y reuniones individuales con las personas que tienen la mayor carga de responsabilidad dentro de las empresas para profundizar sobre estos temas. A esta altura todos hemos leído y aprendido sobre diversidad, inclusión, perspectiva de género, lenguaje inclusivo, feminismo. Pero para aquellas personas que tienen que tomar decisiones de políticas respecto a estos temas, que afectan a tantas otras, y a la reputación propia y de la organización, es necesario un conocimiento más certero sobre estos temas, y que puedan despejar sus dudas personales en un ámbito de confianza y privacidad. Para mí es un honor poder tener estos intensos encuentros individuales, y con el tiempo ver cómo se traducen luego en políticas y prácticas que aceleran los procesos de equidad dentro de las empresas.
En una columna de opinión hablás de la violencia de género silenciosa. ¿A qué te referís puntualmente?
En ese artículo hablaba sobre la violencia económica y patrimonial. Es de la que menos se habla, y mucho más habitual de lo que suponemos o quisiéramos. Ocurre dentro de muchos vínculos que desde afuera pueden parecer muy armoniosos y hasta amorosos, pero donde de una manera directa, o indirecta, hay una situación de control a través de lo económico.
Utilizando la amenaza (“si me dejaras algún día, quedarías en la calle”), hasta el control hostil e hiper detallista de cada gasto que realiza la mujer, o su utilización en directorios de los cuales ella solo firma las actas sin más acceso a ninguna información, hasta la ocultación de activos. El listado es enorme, y trae aparejada muchas veces vergüenza en las mujeres, por eso lo callan.
Vergüenza por sentirse inferiores de no poder manejar la situación, vergüenza de tener que admitir que un padre, o un hermano les causan daño económico, querer ocultarles a sus hijos pequeños que el padre no cumple con sus obligaciones alimentarias.
Las mujeres, tenemos menor educación financiera. Y eso es una tragedia para muchas mujeres. Deviene en una dependencia de la que resulta muy difícil desprenderse.
¿Qué lugar o rol puede ocupar el hombre en esta época de empoderamiento de la mujer?
Creo que los varones, afortunadamente, cada vez más van tomando conciencia que los estereotipos nos limitan a todos. A ellos, también. Lamento que haya muchísimo menos difusión sobre la visión estereotipada de la masculinidad. Mucho menos conversación sobre qué es ser un varón, de lo que se ha desarrollado para las mujeres.
Por supuesto que las mujeres estamos en una situación de desventaja, como lo dije más arriba, y estamos en un camino de cambio positivo, creo que, con los varones, la conversación se enriquece.
En mi cuenta de Instagram, que está pensada para mujeres, hay un 3% de varones. A ellos, siempre les doy la bienvenida, y ojalá que, con el tiempo, vaya creciendo su participación. Supongo que la conversación ampliada, ayuda al “conócete a ti mismo”, seamos quien seamos.
1 comentario
Es muy acertado todo el comentario.
Soy empresaria .Me gané el lugar después de grandes esfuerzos.