Mientras el mundo se enfoca en la digitalización del dinero, la impresión de billetes local bate récords. Cuáles son las razones y el impacto de la emisión monetaria.
Los billetes juegan, desde hace tiempo, un papel crucial en la economía argentina. Pero, ¿cuántos billetes hay en circulación realmente? Según datos del Banco Central, en diciembre de 2019 existían unos 5.242,5 millones de billetes. En 2023, en cambio, la cantidad de billetes es casi un 89% mayor, debido a que actualmente habría en circulación unos 9920 millones de unidades.
Aunque en 2019 los billetes de $100 eran los mayoritarios, representando el 46,8% del papel moneda en circulación y los de $1000, hasta entonces la denominación más alta, ocupaban solo el 5,9%, esta tendencia es completamente distinta en la actualidad. Ahora, los billetes de $1000 son el 53%, del total, mientras que los de $100 representan un modesto 7%. El billete de $2000, por su parte, apenas representa el 3% del total con 295,4 millones de unidades en circulación.
La devaluación también ha dejado su marca en el papel impreso. En 2019, el billete de $1000 valía casi US$15, mientras que el de $2000, al tipo de cambio blue actual, equivale a US$2,19. En el otro extremo, el billete de $10 apenas alcanza los 0,01 centavos de dólar.
Ante la creciente demanda y la incapacidad de la Casa de Moneda (CMA) para satisfacerla, el Gobierno argentino se vio obligado a importar billetes. Estos fueron impresos en países como Brasil, España y China, marcando un episodio peculiar en la historia monetaria del país.
En mayo de 2022, en tanto, el presidente Alberto Fernández presentó la nueva familia de billetes “Heroínas y Héroes de la Patria”, ilustrados con imágenes de figuras emblemáticas como María Eva Duarte de Perón, Manuel Belgrano y José de San Martín.
Sin embargo, la implementación de esta nueva familia no fue sin controversias. Documentos oficiales revelan que la impresión de estos billetes es más costosa en comparación con los diseños anteriores. Por ejemplo, el billete de $1000 con la imagen de un Hornero tiene un costo de U$S107,76 por millar, mientras que el que presenta a José de San Martín alcanza los U$S120,33 por cada mil billetes.
La nueva familia de billetes solo vio la luz en las denominaciones de $1000 y $2000. El primero, dedicado a la memoria de Cecilia Grierson y Ramón Carrillo, entró en circulación en mayo para contrarrestar los desafíos fiscales del Tesoro. Más tarde, en julio, el billete de $1000 con la imagen de José de San Martín se unió al panorama monetario.
El impacto económico
La impresión de nuevos billetes no es simplemente un acto logístico, sino una herramienta estratégica que causa repercusiones importantes en la economía. La impresión de billetes puede cambiar el curso económico de cualquier país debido a diversos factores:
- Inflación y devaluación: la impresión excesiva de billetes puede conducir a un aumento de la oferta monetaria, lo que, a su vez, puede provocar inflación y devaluación de la moneda. Este fenómeno se debe a que hay más dinero en circulación, pero no necesariamente hay un respaldo real de bienes y servicios.
- Confianza en la moneda: la impresión descontrolada de billetes puede erosionar la confianza en la moneda nacional. Si los ciudadanos perciben que hay una emisión excesiva, podrían perder la confianza en la estabilidad del valor del dinero, llevándolos a buscar refugio en otras formas de inversión.
- Impacto en la deuda pública: la emisión de nuevos billetes a menudo se utiliza como una forma de financiar el gasto público. Sin embargo, esto puede tener implicaciones en la deuda pública, ya que la impresión desmedida puede generar mayores niveles de endeudamiento.
- Estímulo económico: en algunos momentos, la impresión de billetes se utiliza como una medida de estímulo económico. Se busca impulsar el gasto y la inversión, pero debe equilibrarse cuidadosamente para evitar desencadenar efectos negativos como la inflación descontrolada.
La gestión de la cantidad de billetes en circulación y la decisión de imprimir nuevos billetes son, entonces, desafíos complejos que requieren un enfoque estratégico. Las autoridades económicas, en particular el BCRA, deben equilibrar la necesidad de garantizar liquidez con la responsabilidad de mantener la estabilidad y la confianza en la moneda.
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