Santander y CILSA se unieron para crear un programa de fortalecimiento y desarrollo para emprendedores y emprendedoras con discapacidad. Cuál es su realidad, de qué se trató y cuáles fueron sus aportes.
Creer y darles la oportunidad, de eso se trata. La realidad de los emprendedores y emprendedoras con discapacidad no se aleja del contexto actual de muchas personas en situación de vulnerabilidad social que, en busca de nuevas oportunidades y por una necesidad económica, desarrollan emprendimientos.
Esta realidad es confesada por el Centro de Inclusión Libre y Solidario de Argentina (CILSA), una Organización No Gubernamental (ONG) sin fines de lucro que, a través de diversos programas, promueven la inclusión plena de personas con discapacidad y en situación de vulnerabilidad.
En entrevista con POST, Andrea Ruiz, Luciana Politi y Paula Rossi, del equipo de Coordinación Nacional Programa de Becas y Oportunidades de la entidad, recalcan tres razones principales que revelan la realidad de estas personas emprendedoras.
La primera de ellas, la falta de acceso al empleo. “Se sabe que en Argentina las personas con discapacidad ven obstaculizado su acceso a un empleo formal por diferentes barreras actitudinales, arquitectónicas, comunicacionales, digitales, entre otras. Esta realidad social hace que lleguen a emprender por el camino de la necesidad de trabajar o de tener un ingreso más”, explica con detalle Ruiz.
La segunda razón principal es la precarización del/la emprendedor/a. Sobre esta, Politi explica que, en el contexto emprendedor y particularmente con personas con discapacidad, se presenta “a causa de obstáculos que se presentan a la hora de formalizar el negocio, y a la que se le suma en el caso de personas con discapacidad, la suspensión de la pensión por discapacidad”.
La tercera y última, tiene que ver con la promesa del empleo formal y seguro. La ilusión del empleo seguro -asegura Rossi- es como un “fantasma que acecha a toda persona emprendedora”. El emprender mientras se busca empleo, es una constante que se traduce en muchas ocasiones como “no confiar en el propio emprendimiento” o “no poner todas las energías porque ya conseguiré empleo o porque estoy buscando trabajo”.
Un programa para cambiar la realidad
Por todas estas razones (y otras más) es que, desde CILSA, ofrecen acompañamiento, formación y mentoreo a las personas que emprenden, para que puedan empoderarse, desarrollar autoconfianza, adquirir herramientas, conocimientos y aprender a tomar decisiones de manera informada y planificada.
Por eso, junto a Santander, desarrollaron el “Proyecto de desarrollo y fortalecimiento de emprendimientos” que tiene como objetivo colaborar con el desarrollo y optimización del plan de negocio de emprendimientos de los/las participantes con discapacidad del Programa Nacional de Becas y Oportunidades de CILSA, a través de instancias de capacitación y posterior mentoreo (acompañamiento en la implementación) a cargo de voluntarios/as de Santander.
Entre los cuatro encuentros formativos de la primera instancia, tuvo la participación de Santander que aportó la presencia de dos emprendedoras externas que forman parte de Santander Women y que dieron sus respectivas charlas sobre modelo de negocios y de educación financiera para emprendedores. Además, hubo una tercera partícipe, la multiplicadora de redes sociales de la entidad, que conversó sobre marketing y comunicación digital.
El mentoreo
La segunda instancia contó con un proceso de mentoreo que fue clave para despejar dudas y empezar a aplicar los conocimientos aprendidos. Para eso, estuvo la presencia de 35 profesionales voluntarios/as de Santander que conocieron en profundidad el emprendimiento y al emprendedor/a.
“Lanzamos una convocatoria a todo Santander para ver quién se quería sumar como voluntario o voluntaria. Así es cómo armamos un equipo de 35 personas que contribuyeron a mentorear a más de 60 emprendedores/as”, comparte a POST, Alejandra Laucella, referente del Equipo de Diversidad en Santander Argentina.
Sobre qué consiste estas sesiones, Laucella remarca que se trata de dos encuentros mínimos de una hora, “sumado aquellos encuentros que coordinen por su cuenta la persona que mentorea y el o la emprendedora” y agrega: “Es un espacio donde la persona emprendedora le puede contar a este mentor/a cuál es su emprendimiento, cuáles son sus puntos de dolor. Y, por otro lado, la persona que acompaña, desde el rol que tiene la organización en su día a día y experiencia, puede aportar más preguntas, consejos, conocimientos y tender puentes para que otras personas de Santander la conozcan, por ejemplo”.
Los emprendimientos
En total, el proyecto contó con la participación de 66 emprendedores con discapacidad motriz, visual, auditiva, psicosocial y visceral; de diferentes localidades de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Tucumán, Chaco, Salta, Jujuy, Formosa y Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Los emprendimientos fueron de diversos rubros como:
- Cocina (producción y venta): Pastelería. Miel. Productos de dietética y frutos secos.
- Cría de ganado porcino.
- Comercialización de productos: para quioscos, indumentaria, productos de estética, cotillón, accesorios.
- Artesanías: producción de jabones. Tablas de madera. Pintura sobre madera
- Servicios: Diseño gráfico de piezas publicitarias y eventos, Medios de comunicación digital. Reparación de PC. Arreglos y costura personalizados. Fotografía. Producción literaria y talleres de escritura. Cuidado de mascotas. Asesoría comunicacional a ONG. Cursos de LSA.
- Tecnología: Personal shopper (aplicación para personas con discapacidades sensoriales)
Desde CILSA revelan que los/las participantes de los encuentros, que se realizaron de manera virtual, se “brindaron por completo en su rol docente, también resolvieron dudas, alejaron temores e inquietudes que obstaculizan el desarrollo de cada idea de negocio”.
Como mensaje final, desde la organización cierran la importancia de estos programas que transforman la vida de las personas con discapacidad:
“Consideramos que para seguir promoviendo el emprendedurismo en nuestro país son necesarios programas de incentivo o fondos semilla que apoyen el financiamiento de los proyectos. Brindar de forma permanente instancias de capacitación en Educación financiera, contable y gestión de RRSS; e instancias de apoyo puntual o asesorías para emprendedores/as”.
2 comentarios
Buenísimo
Hola,
me llamo Manuel Navarro, tengo 26 años y tengo un retraso madurativo.
tengo muchas ganas y seria muy feliz me ayuden a encontrar un trabajo que me sienta incluido.
me cuestan algunas cosas, pero puedo hacer muchas tareas bien.
por favor!
gracias
manuel