Especialistas en marketing y Pymes revelan conceptos claves para despertar interés en un potencial prospecto. Qué hacer y no hacer para generar una estrategia eficaz.
En la era de la inmediatez, los desafíos a la hora de comunicar efectivamente son cada vez más grandes. Simplemente por una razón: el tiempo apremia. Esto hace que este recurso, valioso y escaso, deba aprovecharse mejor que nunca para captar la atención de potenciales clientes.
A esto se refirió en conversación con POST Sheila Saad, fundadora del Club de Emprendedoras, en la que habló sobre los desafíos de hacer una propuesta comercial en tiempos donde la sobreestimulación y la falta de tiempo conspiran contra el éxito de estos primeros puntos de contacto.
“Vivimos en un mundo que cambia a una velocidad abismal. Como sociedad, ya no nos queremos tomar ni cinco minutos para escuchar un mensaje de lo tan expuestos que estamos a estímulos e información”, precisó la especialista que ayuda a más de 100 mil emprendedoras en el sinuoso camino de ser independiente en Argentina.
Generar un anzuelo irresistible
En esta línea, agregó que hoy, más que nunca, “debemos hacer foco en llamar la atención de nuestros clientes provocando un impacto diferenciado a través de estímulos sensoriales que no se esperen para generar ese famoso efecto ‘wow’”.
La emprendedora sostuvo que una buena estrategia para ese primer punto de contacto es ofrecer una muestra gratis del producto o servicio que se quiere dejar ahí afuera, “de manera tal que, quien está del otro lado, pueda ver el potencial de lo que se le está brindando y el provecho que puede sacar a futuro de la relación comercial”.
Para eso, afirma, “la personalización del mensaje es clave”. No se trata de enviar una cadena de mails o hacer una campaña masiva por WhatssApp Business, sino de hacer una propuesta a medida de cada caso en particular.
Paralelamente, desde DINKA, consultora integral de Pymes, Victoria Camean subrayó la importancia de salir de lo tradicional. “No comenzar a contar sobre uno, quién es y qué ofrece; el foco debe estar en generar atracción sobre la necesidad del otro y cómo la propuesta viene a solucionar esa necesidad. El que recibe la propuesta tiene que sentir que fue realizada especialmente para él”, completa.
Enfocarse en la necesidad
El éxito -o no- de ese primer contacto será el que determine si se concretará más adelante una reunión con el cliente o, simplemente, será un intento fallido. De allí la importancia de marcar realmente la diferencia.
Rodrigo Ferreri, fundador de Ecodiem, contó que en sus comienzos, a la hora de salir a buscar clientes, hacía un estudio individual de cada cliente potencial y veía cómo podía aportarle valor.
El consultor en marketing se presentaba y hacía -de forma gratuita- una radiografía detallada de los puntos que veía que el cliente podía mejorar y, a su vez, ponía énfasis en los resultados que tenía la competencia por hacer aquello que la empresa no estaba aprovechando.
Acto seguido, ofrecía una reunión gratuita para explicar un plan detallado que había pensado particularmente para la empresa en cuestión. Sobre esto habló en uno de los podcast de la agencia, ‘Inspira y emprende’, en el que explicó qué haría si tuviera que arrancar de cero, sin plata ni recursos, para empezar a construir una cartera de clientes.
¿Hay algún formato ganador?
Desde DINKA aseguraron que el formato en el que se haga una propuesta va a depender del servicio que se brinde. “Rubros de mayor creatividad y visual, indudablemente, deberían optar por formatos audiovisuales. Pero las presentaciones tradicionales también pueden lograr ser atractivas si se logra generar el mayor impacto en las 3 primeras páginas. Poco texto, concreto, directo y claro”, comenta Victoria Camean.
Delfina Pérez Copello, Business Consultant en DINKA, remarcó que independiente del formato que uno decida, “tiene que seguir la misma lógica de antes. No abrumar con información que no aporta valor al cliente. Poner en el centro la necesidad y cómo la propuesta de valor le brinda una solución con los beneficios principales. Ser concisos y directos. Usar imágenes que acompañen y poco texto”.
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